Blog creado por neonatólogos y enfermeras de la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

lunes, 27 de enero de 2020

VISITAS EN LA MATERNIDAD, ¿SON REALMENTE AGRADECIDAS?



Hace muy poco colgamos en nuestro perfil de Twitter esta encuesta dirigida a madres al respecto de las visitas en la Maternidad. Sabemos que la muestra no es representativa desde el punto de vista estadístico, pero sí es un resultado muy gráfico.

Cuando nace un bebé, la alegría en los familiares y amigos cercanos es tan inmensa, que todo el mundo quiere ir a visitar a los padres y al recién nacido, para darles la enhorabuena y conocer al nuevo miembro de la familia.

Los hospitales tienen horarios de visita y normas que se deberían cumplir, pero en realidad salvo en servicios especiales, estos horarios suelen ser muy flexibles y no se controla la cantidad de gente que entra en una habitación. Puede suceder que en una habitación haya más de 10 personas y que nadie se pare a reflexionar si a la madre, en su situación personal postparto, le agrada o le incomoda esa situación.
Hace unos minutos pasando visita médica en la maternidad, he entrado a una habitación donde había 8 adultos de visita y un niño de unos 2 años llorando a todo pulmón. Les he invitado a salir amablemente y se ha quedado la madre sola con su bebé. Ella me ha mirado y ha dicho: "Gracias, no podía más".
De ahí que escribamos este post.
Antes de ir a visitar a una recién madre a un hospital hay que reflexionar un poco. Hay varios apuntes importantes que hacer. Por ejemplo, qué tipo de relación te une con la familia. Si eres la abuela, es muy posible que nada ni nadie te frene en el impulso de conocer a tu nieto inmediatamente y en ver cómo está la madre. Totalmente comprensible. Pero si eres la vecina, la compañera de trabajo, etc... debrías pararte a pensar. ¿De verdad no puedes esperar?
La madre después del parto está cansada, en una situación absolutamente especial, en un momento de creación del vínculo madre-hijo muy importante donde las interferencias de las distintas personas pueden no ser bienvenidas.
El carácter de cada persona y las costumbres familiares son muy importantes a la hora de decidir qué te apetece más, estar tranquila en familia o estar acompañada por todos los que quieran venir a verte.
El problema es que cuando te apetece estar tranquila en familia puede que no puedas ni decirlo o que si lo dices sea mal interpretado.
Papel muy importante juega aquí la pareja de la madre, que debe actuar de guardia de circulación, haciendo circular a la gente muy dinámicamente y que no permanezcan en la habitación. Debe ser también el director de orquesta y bajar el volumen constantemente y hace entender a todos que cuando la madre quiere dar el pecho al niño es bueno que esté tranquila y no se sienta observada por varios pares de ojos juzgando su manera de hacerlo.
Hay un tema de puro sentido común también. El recién nacido es muy vulnerable, cualquier contacto con una infección puede causarle un serio problema, entonces lógicamente cualquier persona enferma por banal que parezca su enfermedad no debe pisar la habitación de maternidad. Un simple catarro en un niño o adulto puede ser una gran amenaza para el recién nacido. Unos vómitos aislados o diarrea autolimitada puden suponer para ese bebé una enfermedad importante. Por tanto, STOP, no debemos ir a conocer a ese recién nacido hasta que no estemos perfectamente recuperados.
Si pensamos en la madre, deberíamos dejarla descansar tranquila, disfrutando del momento, recuperándose. Y si pensamos en el bebé, deberíamos respetar los primeros días de adptación a la vida extrauterina. Un bebé que estaba en el agua, calentito, sin ruido, sin roces, de repente pasa a oir ruidos, a sentir el tacto, el frío, a ir de brazo en brazo, nuevas voces, a veces voces con un tono muy elevado... pensemos un poco y frenemos ese impulso de ir inmediatamente a conocer al recién nacido.
Si eres fumador, por favor no entres con olor a tabaco. El tabaco es tóxico, no solo el humo sino todo lo que se deposita en la ropa y las manos. Ten cuidado. No contamines al bebé tan gratuitamente.
Si a pesar de todo, decides ir a visitar al bebé, por favor lávate las manos, no le cojas ni le beses si está durmiendo, cógelo solo si a la madre le parece bien, no juzgues la manera de darle el pecho o el biberón, no hables alto y sobre todo, no te quedes mucho rato.

Cuando mamá y bebé reciban el alta médica, continúa respetando su elección de querer pasar la mayor parte del tiempo en la intimidad de la familia. Ayúdales a adaptarse a su nueva situación aportando, por ejemplo, un tupper con algo de comida. Ofrécete para lavar o planchar su ropa, o para hacer una pequeña compra. Estos gestos de verdad ayudan a la pareja a relajarse y no pensar en otra cosa que no sea su bebé y la convivencia con él como nuevo miembro de la familia, con todo lo que ello supone. En unas semanas se habrán acostumbrado al nuevo ritmo y serán ellos los que te inviten a casa para que puedas disfrutar del pequeño. Y te sentirás  realmente orgulloso/a de haber contribuido a su bienestar en esta etapa tan importante de su vida.