En esta ocasión os vamos a hablar de dos entidades muy conocidas que
se dan en el recién nacido en los primeros momentos del postparto y que
en ocasiones alertan mucho por la
deformidad craneal que producen. Aquí os contamos las diferencias y
sobre todo os transmitimos tranquilidad porque son lesiones que
habitualmente no tienen ninguna complicación y se resuelven con el paso
del tiempo. Hablamos del caput y del cefalohematoma.
CAPUT: Corresponde al edema de cuero cabelludo producido por la
acumulación de líquido subcutáneo extraperióstico (esto es, por fuera de la membrana que recubre el hueso craneal) y que en ocasiones
podría ser hemorrágico. Se produce por la presión del trabajo de parto.
Se extiende sobre las líneas de sutura (líneas donde se juntan dos
huesos craneales) y puede ser extenso. Sus márgenes están mal definidos
y generalmente se sitúa sobre la región del cuero cabelludo que apoyaba en la pelvis materna (presentación) y suele asociarse a moldeamiento craneal
(“cabeza con forma de pepino”). La lesión es autolimitada, es decir, se resuelve espontáneamente en un tiempo, y no deja
secuelas.
El caput succedaneum por vacío tiene márgenes bien delimitados y se produce por la presión negativa ejercida por la ventosa.
CEFALOHEMATOMA: Acumulación de sangre bajo el periostio causada por la
rotura de las venas superficiales situadas entre el cráneo y el
periostio. La lesión no sobrepasa las líneas de sutura. Es un fenómeno
que puede ocurrir en un parto normal, aunque es más frecuente en un
parto instrumental con fórceps o ventosa. No requiere tratamiento y en
general evoluciona favorablemente, aunque a veces puede contener gran
cantidad de sangre, lo que produce anemia y aumento de la bilirrubina en
sangre (ictericia).
Así que ya sabéis, si cuando veáis a vuestro bebé por primera vez su cabecita está un poco deformada... ¡no os agobiéis y seguid disfrutanto de un momento tan único y maravilloso!
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