Blog creado por neonatólogos y enfermeras de la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias

miércoles, 27 de febrero de 2019

EL BIBERÓN: CLAVES PARA PREPARARLO DE FORMA SEGURA




Si has decidido alimentar a tu bebé con leche de fórmula, o si vas a continuar con la lactancia materna pero las circunstancias hacen que debas intruducir algún biberón de fórmula artificial (lactancia mixta), aquí te dejamos las principales claves para que preparar un biberón no sea una tarea estresante y dificultosa, sino que la realices con total tranquilidad y seguridad.

¿Qué agua elegir? 

Si vives en una localidad con agua del grifo potable y de baja dureza, no hay ningún problema en que la utilices para preparar el biberón. Eso sí, deberás hervirla durante 1 a 5 minutos para asegurar la ausencia de microorganismos perjudiciales que puedan estar presentes en ella. No la hiervas más de cinco minutos porque la evaporación puede hacer que se concentre una cantidad elevada de sales minerales y otros elementos que no son adecuadas para el organismo de tu bebé. Un exceso de estos elementos puede afectar a su sistema renal, aún inmaduro. Si vives en una zona costera, ten en cuenta que además el agua de tu zona puede contener metales pesados.
Si no estamos seguros de que el agua de nuestro grifo sea adecuada, podemos recurrir al agua mineral. Si utilizas agua embotellada, fíjate bien que posea una mineralización débil (residuo seco inferior a 500 mg/l ) o muy débil (inferior a 50 mg/l ). Esto es importante porque gran cantidad de residuo seco (sales disueltas provenientes de las características del terreno en el que está ubicado el manantial) puede afectar al sistema renal de tu hijo como te contábamos más arriba.

¿Es necesario hervir el agua mineral? 
En este caso, podríamos pensar que no es necesario que se hierva, porque si bien el agua embotellada no es estéril, está envasada en las mejores condiciones, y las analíticas a las que se ve sometidas obligan a las marcas a realizar el embotellado de la manera más limpia posible. Y estaríamos en lo cierto. Pero lo que también es cierto es que los botes de leche en polvo no son estériles, a diferencia de las preparaciones líquidas, por lo que pueden existir bacterias perjudiciales para el bebé.
Si mezclamos la leche en polvo con agua entre 70 y 90ºC, estaremos matando todas las  bacterias y microorganismos que pudiesen estar presentes.

Tras hervir el agua, déjala enfriar entre 5 y 30 minutos antes de preparar el biberón, para que alcance una temperatura de unos 70ºC. Mezclarla a 100ºC puede suponer que el polvo precipite y sea muy difícil homogeneizar la suspensión. Lo ideal es que la viertas en la cantidad adecuada en el biberón y la dejes enfriar ahí.

¿Qué leche utilizar? 

Si tu bebé necesita una fórmula especial por alguna circunstancia, tu pediatra te pautará la leche que deberás adquirir. Es el caso de las fórmulas hidrolizadas si el  bebé es alérgico a la proteína de leche de vaca (aunque su diagnóstico suele ser más tardío, no en los primeros días de vida). Si no necesita ninguna leche especial, deberás elegir una fórmula de inicio o 1, indicada desde el primer día de vida y hasta los 6 meses. La marca la decides tú, en función de tu economía o tus preferencias. A partir de los 6 meses el bebé deberá pasar a una fórmula de continuación o 2. También existe una fórmula para bebés prematuros, la fórmula prematura ó 0. Si tu bebé ha nacido prematuro, el neonatólogo decidirá si tu bebé la sigue necesitando al alta hospitalaria, o si ya puede pasar a una fórmula de inicio. Tu pediatra de Atención Primaria te indicará hasta cuándo tomará esta leche de prematuros en caso de haberla necesitado tras el alta.

¿Por dónde empiezo?

Como en todo o casi todo lo que vayas a hacerle a tu bebé, lo primero de todo es tener  una correcta higiene.
Lava bien tus manos con agua y jabón y sécalas con un paño limpio justo antes de comenzar a preparar el biberón. Haz lo mismo con la superficie donde vayas a prepararlo.

¿Es preciso que los utensilios (biberón, tetinas) estén esterilizados? 

No, no es estrictamente necesario. Eso sí, deben estar perfectamente lavados con agua caliente y un jabón neutro. El lavavajillas, por las altas temperaturas que utiliza en su ciclo de lavado, es una buena opción para lavar todos los utensilios necesarios. Si no dispones de él, límpialos con un cepillo adecuado y agua bien caliente.
La esterilización puede llevarse a cabo una o dos veces a la semana, como ampliación de la garantía de una limpieza perfecta.
Además, debes revisar periódicamente y sustituir tetinas y biberones si están rotos o deteriorados, o si el desgaste en las marcas de medida te impide ver bien las cantidades.

¿Cuál es el orden correcto? 

Quizás estemos en el punto más importante en la preparación de un biberón. Siempre debe medirse primero el agua. No hacerlo así supone que la concentración recomendada para la alimentación de tu bebé no se está respetando. Una vez echado el polvo es imposible medir el agua con exactitud. Si has echado más de la cuenta, la leche estará más diluida, con lo que puede ser insuficiente para que tu bebé gane peso y se mantenga bien alimentado. Poner agua de menos es también algo grave, porque estaremos concentrando más la fórmula, lo que puede afectar también a su sistema renal y digestivo.
Así que, como indicábamos más arriba, lo ideal es hervir el agua, echarla en el biberón en la cantidad adecuada según las tomas que queramos preparar y esperar unos 5 minutos a que se enfríe. En ese momento agregamos la leche en polvo y homogeneizamos.

¿Cuál es la cantidad de leche en polvo que debo utilizar?

Si bien existe consenso en la cantidad de agua por cacito de leche, consulta siempre las instrucciones del fabricante sobre la dilución correcta. Está estandarizada en

                                     30 ml de agua= 1 cacito enrasado de leche en polvo

Cuida de utilizar siempre el cacito que viene en cada bote de leche. Si cambias de marca, tira el cacito anterior y utiliza el que va incluido con la nueva leche. Además, no te recomendamos que guardes cacitos de botes de leche gastada. Estrenar cacito con cada bote de leche garantiza una mayor limpieza en la preparación. Utiliza siempre el accesorio suministrado para enrasar el cacito, o en su defecto un cuchillo limpio, y nunca presiones el polvo para que quepa más.
Ahora bien, si tu hijo toma 30 ml de leche no hay problema, ponemos 30 ml de agua y 1 cacito de leche en polvo. Si toma 60 ml, pondremos 60 ml más 2 cacitos de polvo. Pero, ¿y si toma 40 ml cada vez? No podemos poner 40 ml de agua en el biberón y luego "un cacito y un poquito más", estaríamos incurriendo en un grave error. En este caso deberíamos preparar 60 ml de leche, esto es, 60 ml de agua y 2 cacitos. Luego le ofreceremos al bebé los 40 ml que tiene pautados. Nunca estimes "a ojo" la cantidad de agua o de fórmula en polvo. Si lo haces, la concentración no será la adecuada.

¿Puedo preparar varias tomas de una vez?

Por supuesto. Puedes calcular las tomas para toda la noche, o para un día completo, teniendo en cuenta que la leche preparada tiene una validez de 24 horas en el frigorífico.
Para ello, calcula la cantidad de toma para esas 24 horas. Pongamos el ejemplo de que toma 70 ml por toma, y demanda cada 3 horas. Como serían 8 tomas, multiplicamos 70x8= 560 ml toma al día. Como 560 no es un múltiplo de 30, porque 560:30= 18,6666, deberemos preparar 19 cacitos, que irán con 570 ml de agua (19 cacitos x 30 ml por cada cacito). Así habremos respetado la concentración. Recordad que hemos dicho que en ningún caso podemos aproximar ni calcular "a ojo".
Una vez preparada la leche (en estas cantidades tan grandes, deberás utilizar varios biberones) deberás enfriar rápidamente bajo el grifo o en un recipiente de agua con hielo aquella que no vayas a utilizar en ese mismo momento. Una vez fría introdúcela en el frigorífico. Recuerda que, como te contábamos en esta entrada sobre la conservación de la leche materna, la puerta no es el mejor lugar para refrigerar cualquier preparación que va a ofrecerse a un bebé.
Ten en cuenta que a temperatura ambiente la leche no debe permanecer más de dos horas tras su preparación.Y que, como ocurre con cualquier otro tipo de leche, cualquier biberón que ya haya sido calentado deberá deshecharse. No puede volver a refrigerarse ni tampoco recalentarse. Por ello, utiliza un biberón más pequeño para calentar la leche que el bebé vaya a tomarse en ese momento. Las vías para calentarlo serán, como en el caso de la leche materna, el baño maría o un calientabiberones. 
La temperatura idónea para administrar la leche a tu bebé está entre los 35 y los 37ªC. Puedes probarlo en la cara anterior de tu muñeca para asegurarte de que no quema. Si apenas sientes la leche, la temperatura será la adecuada. No debes notarla caliente. No es recomendable que lo pruebes directamente de la tetina, nuestra boca es un foco de gérmenes que no debería entrar en contacto con tu bebé.

Esperamos que estos consejos te sirvan de ayuda si algún día debes preparar un biberón. No obstante, no dejes de preguntar a tu pediatra o enfermera de referencia todas las dudas que pudieran surgirte al respecto. La correcta alimentación de tu bebé está en tus manos.





jueves, 21 de febrero de 2019

MÉTODO MADRE CANGURO: UNA VUELTA AL PARAÍSO




Imagina una situación, un momento que hubieses deseado que nunca terminase. Un atardecer en la playa, un baño relajante, un paseo por un bosque en otoño… Ahora imagina poder volver allí una y otra vez. Y vivir las mismas sensaciones. Cada día. Incluso varias veces en un día.
Eso es justamente lo que le ocurre a un bebé prematuro cuando practica el método canguro. Vuelven a él las reminiscencias del útero materno: su calor, su olor, la respiración, los latidos del corazón… Es como volver al paraíso. Como regresar al sitio donde debió permanecer por más tiempo, porque ahí es donde necesitaba estar.
Numerosos estudios hablan de los beneficios del método madre canguro, que fue utilizado por primera vez por el neonatólogo Edgar Rey Sanabria, en Bogotá en el año 1978. Surgió de la carencia de incubadoras en el Instituto Materno Infantil en el que trabajaba, lo que propició que varios prematuros tuviesen que compartir dicho dispositivo, con el consiguiente aumento de las infecciones en esos niños. De ahí la idea de no separar a los niños de sus madres para su atención como se había hecho hasta ese momento. Visto entonces que la mortalidad comenzó a disminuir, se siguió practicando el método y se ha continuado haciendo hasta nuestros días, ya no como una necesidad institucional, sino como una terapia complementaria en el cuidado del neonato prematuro.
Pero, de todos los beneficios, nos quedamos con uno que habla por sí mismo: reduce el estrés del neonato prematuro (estudio realizado en el Hospital Gregorio Marañón en 2011 por Collados-Gómez, L. entre otros). Porque salir a un ambiente donde, aunque sea de forma mínima, debemos manipular al niño, le supone un estrés. Un estrés continuo, que sólo es capaz de eliminarse de manera temporal al disfrutar del piel con piel con la madre y el padre o pareja.

¿Cómo se realiza el método madre canguro?

- La persona que va a realizarlo (madre/padre o pareja) no necesita ningún atuendo especial. Tan sólo debe llevar una prenda que pueda abrirse por la parte delantera y que tenga un grosor acorde a las características ambientales.
- El bebé sólo llevará un pañal y un gorro si la temperatura de la sala donde se llevará a cabo está entre los 22 y los 24ºC. Si es inferior, deberá llevar además una camiseta de algodón sin mangas abierta por la parte delantera, de manera que permita que el rostro, pecho, abdomen y extremidades se mantengan en contacto piel con piel. Posteriormente, se cubrirá al bebé con la ropa habitual o bien con una mantita o paño suave.
- La madre/pareja se colocará en una silla o sillón lo más cómodo posible, ligeramente reclinado. Es ideal un sillón con respaldo ajustable.
- Se debe colocar al bebé entre los pechos de la madre, en posición vertical, de modo que el pecho del niño quede en contacto con el de la madre. La cabeza quedará vuelta hacia un lado y ligeramente extendida. Hay que evitar tanto la flexión hacia adelante como la hiperextensión de la cabeza. Las caderas deberán estar flexionadas y las piernas extendidas en una postura que recuerde a la de una rana. Los brazos también deberán estar flexionados.
- Lo ideal es que el adulto que esté realizando el piel con piel se centre en las sensaciones que esta práctica le transmite, olvidándose de teléfonos móviles o cualquier otro aparato electrónico que pueda interferir.
- Además de la temperatura, otras condiciones ambientales también deben cuidarse: luz tenue y el mayor silencio que permita la unidad donde se realice.
- Debido al estrés al que sometemos al neonato al sacarle de la incubadora, la duración mínima del método debe ser de una hora. Si adulto y bebé están cómodos, podría prorrogarse el tiempo deseado.
- Para realizarlo es necesario que tanto la madre como el bebé tengan una situación clínica estable.


                                   

                                                   (Dibujo extraído de la publicación “Método madre canguro, guía práctica”. OMS 2004)



Beneficios del método madre canguro:

-        Incrementa la prevalencia y la duración de la lactancia materna, con las ventajas que ello conlleva. Es ideal que la madre se extraiga leche justo después de realizarlo. 
-        Ayuda al control de la temperatura.
-    Mejora de los ritmos cardiaco y respiratorio, la respiración, la oxigenación, el consumo de oxígeno, la glucosa en sangre, los patrones de sueño y el comportamiento.
-     Reduce el estrés del neonato y también de su madre, expresando éstas una mayor confianza, autoestima y plenitud, al sentir que pueden hacer algo positivo por su bebé. Disminuye el riesgo de depresión post-parto.
-     Reduce el riesgo del neonato de padecer infecciones, al ser colonizado por la flora de sus   progenitores.
-         Favorece el vínculo afectivo-emocional entre el bebé y sus padres.


Cuarenta años han pasado desde la primera vez que se llevó a cabo, y hoy en día sigue pareciendo un método moderno, con el que disfrutan aquellos que lo realizan y los profesionales sanitarios que tenemos la gran suerte de contemplarlo.






lunes, 18 de febrero de 2019

¿POR QUÉ INGRESA UN RECIÉN NACIDO EN UNA UNIDAD NEONATAL?




Todas las madres sueñan con un parto perfecto y un bebé sano del que no tener que separarse en ningún momento. Desgraciadamente, no siempre es así. En este post te contamos cuáles son las causas más frecuentes por las que un recién nacido debe ingresar en una unidad neonatal. Hay muchísimas causas más por las que un recién nacido debería ingresar pero nos vamos a limitar a las más frecuentes. Además ten en cuenta que cada hospital o centro tiene su propio protocolo y que no todos los niños son iguales ni pueden valorarse de la misma manera, por lo que en esta entrada simplemente intentamos que te hagas una idea de por qué hay razones que hacen que el ingreso de un recién nacido sea algo inevitable.

  1. Prematuridad: Una de las causas más frecuentes de ingreso es el nacimiento antes de la semana 37 de gestación. Al ser de vital importancia que madre y recién nacido permanezcan juntos el mayor tiempo posible, la tendencia es a ingresar cuando nacen antes de la semana 36, quedando en vigilancia especial en la planta de maternidad los nacidos entre la semana 36 y la 37.
  2. Bajo peso: Aunque se intenta valorar individualmente cada situación, por lo general los menores de 2,200g, independientemente de la edad gestacional a la que nazcan, requieren una atención más estrecha, por lo que suelen ser ingresados en la unidad de neonatos. Del mismo modo también los recién nacido con un peso elevado (mayor de 4,200-4,300 gr )suelen ingresar.
  3. pH bajo o acidosis perinatal: Existe un indicador del estado del feto durante los momentos que rodean al parto. Es el pH. Conocemos ese dato recogiendo una muestra de sangre de cordón umbilical cuando el bebé nace. Si es un valor muy bajo, generalmente inferior a 7.10, el recién nacido debería ingresar para valorar que todos sus sistemas funcionan perfectamente. Es lo que hoy se llama “pérdida de bienestar fetal”.
  4. Test de Apgar desfavorable: Este test que se realiza a los recién nacidos en los primeros minutos de vida, merece una entrada por sí mismo. Aquí simplemente aclararemos que se trata de un “examen” que valora la adaptación del neonato a la vida extrauterina. Si “suspende”, generalmente hablamos de un resultado inferior a 7 a los 5 minutos de vida, lo más probable es que ingrese en la unidad de neonatología.
  5. Diabetes mellitus materna tratada con insulina, ya sea propiamente gestacional o anterior a la gestación. El recién nacido sufre una deprivación repentina del aporte de glucosa que recibía a través del cordón umbilical. En el caso de los hijos de madre diabética, tienen mayor riesgo de padecer bajadas de azúcar (hipoglucemias) en las primeras horas de vida, por lo que deben estar perfectamente monitorizados en una unidad neonatal. Por lo general son bebés grandes, algunos de ellos llegan incluso a superar los 4 kg de peso.
  6. Dificultad respiratoria inmediata: Es una de las causas más frecuentes de ingreso neonatal. Hace referencia a la dificultad respiratoria del bebé en los primeros momentos de vida extrauterina. Las causas pueden ser múltiples, pero si el recién nacido lo sufre, debe estar estrechamente vigilado en una unidad neonatal, para valorar la necesidad de oxígeno u otra terapia de asistencia respiratoria que asegure su bienestar respiratorio. Si tu bebé muestra un “quejido” cada vez que respira, o ves que los orificios de su nariz se abren y cierran, es posible que esté respirando con dificultad. Muchas veces se resuelve en poco tiempo y otras requiere de actuaciones inmediatas, pero siempre ha de ser valorado por un neonatólogo. Para evitarlo, entre los factores más importantes está que el recién nacido no pierda calor (hablamos de un niño nacido después de la semana 37 de embarazo, puesto que es algo que la dificultad respiratoria es más frecuente en el recién nacido prematuro).
  7. Malformaciones congénitas: Si bien ésta afortunadamente no es una causa frecuente, es lógico pensar que un recién nacido con alguna malformación externa o interna (diagnosticada o no intraútero) deba ser ingresado para completar un estudio a fondo para descartar la presencia de cualquier otra malformación asociada.
  8. Ictericia neonatal: Si bien es una patología que no requiere un ingreso inmediato tras el nacimiento, la mayoría de los niños con valores elevados de bilirrubina precisan el ingreso dentro de los 3 primeros días de vida, por lo que hemos decidido incluirla en este post. El mecanismo que desencadena este proceso es algo complicado, pero es fácil entender que el hígado inmaduro de los recién nacidos favorece este aumento de bilirrubina. Lo más importante es que sepas valorar si tu hijo está comenzando a tener esa coloración amarilla, que comienza por la cabeza y se va extendiendo hacia los pies de manera gradual. Las mucosas también se tiñen, por lo que es fácil verlo en la conjuntiva ocular, la parte blanca de los ojos, que también adquiere una coloración amarillenta, e incluso en su paladar si tu bebé lo sufriese.

Esperamos que esta entrada haya sido capaz de resolver tus dudas con respecto a las razones por las que tu futuro bebé podría ingresar en una unidad de neonatología. Si esto ocurriese, no dudes en comentarle a tu pediatra todas las dudas que te puedan surgir, porque cada situación es individual y como tal debe ser tratada.

martes, 12 de febrero de 2019

LA INCUBADORA, SIMULANDO EL ÚTERO MATERNO



Desde su creación en el año 1857 por Denucé (primera incubadora humana documentada), muchos fabricantes han trabajado para mejorar estos dispositivos, que se han convertido en un elemento indispensable en las unidades neonatales de los países desarrollados. Se trataba entonces de una bañera de doble pared con agua caliente en su interior, que tenía que cambiarse cada poco tiempo. 
Hoy en día una incubadora podría considerarse algo así como un “útero extracorpóreo”, un dispositivo capaz de imitar el medio ambiente que necesita un neonato, del que no debió haber salido todavía, pero que por determinadas circunstancias tuvo que abandonar.
En este post repasaremos cuáles son esas necesidades ambientales que tiene el neonato prematuro, y de qué manera se ven suplidas con una incubadora.

Calor: En el interior de su madre, el feto mantiene una temperatura constante, la misma que tiene ella. Una vez fuera del útero, debemos asegurar que el neonato prematuro no baje de los 36,5ºC ni supere los 37ºC. Si se queda frío, su organismo consumirá todas las calorías que tome (vía oral o parenteral) en la tarea de recuperar la temperatura adecuada, y no habrá ganancia ponderal, además de que podrán aparecer otras complicaciones como dificultad respiratoria o bajadas de glucosa en sangre. Si, por el contrario, la temperatura corporal sube, el niño podrá sufrir taquicardia transitoria y aceleración de la frecuencia respiratoria, entre otras.
Para asegurar una óptima temperatura neonatal, la incubadora posee un mecanismo de control que calienta el aire según las necesidades. Podemos calentarlo mediante el modo manual, seleccionando en el panel a cuánta temperatura queremos el aire, que oscila generalmente entre los 30 y los 35 grados. Esto es muy útil si tenemos que realizar alguna técnica que precise que una o varias puertas de la incubadora permanezcan abiertas durante un período de tiempo, que deberá ser lo más breve posible. En este caso podemos subir la temperatura del aire para que se minimice al máximo el cambio de temperatura, y afecte al niño en la menor medida posible.  También podemos programar la temperatura óptima a la que debería estar el niño.  La incubadora posee una sonda como termómetro, que se fija a la piel del bebé mediante un adhesivo. El aire será calentado hasta que el bebé tenga la temperatura seleccionada, y la incubadora hará que la mantenga de manera constante (modo servocontrol).

Humedad: El feto vive completamente sumergido en líquido amniótico en el interior del útero materno. Simular ese ambiente en el exterior no sería posible al iniciarse al nacimiento la respiración, pero tampoco es necesario. Lo que sí se ha demostrado, es que la piel del prematuro menor de 30 semanas tiene muy delgada su capa córnea, la que actúa como barrera, limita las pérdidas insensibles y protege de la invasión de patógenos. En recién nacidos de 24 semanas el estrato córneo es inexistente. Esto determina que el bebé prematuro tenga un incremento de las pérdidas a través de la piel y por evaporación. Estas pérdidas se reducen sustancialmente aumentando la humedad ambiental, lo que contribuye también a que la pérdida de peso sea menor. La incubadora nos permite seleccionar la humedad entre 30% y 100%. A más inmadurez, será necesaria más humedad. 

Contención: En el interior de su madre, el feto “lucha” contra lo que le rodea, estira brazos y piernas y encuentra como obstáculo las paredes uterinas. Esta fuerza que debe hacer para cambiar la postura fortalece su sistema músculo-esquelético. En el exterior, el neonato prematuro también debe desarrollar su fuerza y tono como si estuviese aún dentro del útero. De ahí la necesidad de hacer “niditos” de contención, que animan al bebé a moverse e intentar vencer ese obstáculo. Además, existen colchones y almohadas de hidrogel, que reducen el moldeamiento craneal que se produciría si el niño estuviese apoyado sobre una superficie dura.

Oscuridad: Dentro de su madre, el feto no percibe cambios de luminosidad. Debemos cuidar mucho nuestra actividad asistencial para evitar ese estímulo. El sistema neurológico, aún en desarrollo, más inmaduro cuanto más prematuro es el niño, no debe exponerse a ningún factor estresante. Utilizamos los cobertores, que son paños opacos que se colocan sobre las incubadoras para asegurar ese ambiente oscuro. Los monitores nos avisará si hay algún evento que requiere de nuestra intervención.  Antes de retirar el cobertor, deberíamos tapar los ojos del niño con una gasa o paño limpio.

Silencio: Los sonidos se ven atenuados al vivir el feto en medio líquido. Un exceso de ruido puede afectar al desarrollo de su sistema neurológico, además de producir taquicardia, aumento de la frecuencia respiratoria y estrés. La incubadora posee una doble pared para atenuar esos posibles ruidos. En cualquier caso el personal cualificado moderará su tono de voz cuando deba manipular al niño.

Aislamiento de gérmenes: Una bolsa amniótica íntegra protege al feto del ataque de posibles microorganismos patógenos, hasta el momento de su nacimiento. Cuando el bebé nace de forma prematura y es introducido en una incubadora, los filtros de aire presentes en la incubadora ayudan a cumplir esta función, atrapando el polvo y otras partículas que pudiesen ser perjudiciales para el niño. Una correcta higiene de manos antes de introducirlas en la incubadora es la base de la prevención de infecciones por parte del personal sanitario.

Además de ayudarnos a conseguir ese ambiente tan necesario para el bebé prematuro, la incubadora tiene una serie de funciones que nos facilitan el trabajo diario:

Báscula: Gracias a la báscula integrada, los neonatos no deben ser sacados de la incubadora para valorar su ganancia o pérdida ponderal, lo que minimiza el estrés que les producen nuestras manipulaciones y el cambio tan extremo de temperatura.

Administración de oxígeno: Utilizada más en niños a término que necesitan un aporte extra de oxígeno sin necesidad de ventilación adicional, también las incubadoras nos permiten administrarlo, de manera que la concentración es mayor dentro que fuera del dispositivo, asegurando un flujo de oxígeno caliente y húmedo.

Observación directa: Las paredes trasparentes de la incubadora permiten visualizar a un bebé que solo tendrá puesto un pañal. De esta manera y de un vistazo  podemos objetivar el buen estado de vías y otros catéteres, sondas, si se producen cambios de coloración… permitiendo también observar su postura y controlar que no hace ningún movimiento sugestivo de alteración neurológica.

En definitiva, la incubadora se ha convertido en un elemento imprescindible en las unidades neonatales, que ha contribuido al aumento de la supervivencia en el recién nacido prematuro. Esperamos que esta entrada te haya servido para comprender su función si en algún momento de tu vida tienes que convivir con una de ellas.


miércoles, 6 de febrero de 2019

DECÁLOGO PARA LA CONSERVACIÓN DE LA LECHE MATERNA



La mejor leche materna que le puedes ofrecer a tu bebé es la recién extraída.

Pero si por cualquier motivo debes extraer y conservar la leche materna antes de ofrecérsela a tu bebé, debes tener en cuenta las siguientes normas:


1.  Es imprescindible mantener una correcta higiene de manos en el momento de la extracción. De igual manera, la leche materna debe conservarse en un recipiente lo más limpio posible, y siempre cerrado. Siempre debe etiquetarse cada recipiente con la fecha y la hora de la extracción. Si necesitas congelar la leche, ten en cuenta que el recipiente de almacenaje no debe llenarse más de las ¾ partes de su capacidad ya que al ser un líquido, se expande al congelarse. Los recipientes pequeños (50-60ml) son los ideales para la conservación de la leche materna.

2.    Es posible mezclar en el mismo recipiente (o en la misma toma) fracciones de leche extraídas en diferente momento, siempre que estén a la misma temperatura.

3.    A temperatura ambiente la leche se mantiene estable durante 4 horas, siempre que la temperatura no supere los 25ºC.

4.    En frigorífico la leche materna se colocará en la parte posterior, lo más abajo posible. Se desaconseja situarla en la puerta debido a que en esa zona se producen más cambios de temperatura con la apertura y cierre del frigorífico. Mantendrá sus propiedades si es consumida antes de las 48h desde su extracción. Hay autores que apuntan que es posible consumirla incluso dentro de los 3 días posteriores a su extracción, si bien el frigorífico debe permanecer a un mínimo de 4ºC. Si el bebé no va a ingerirla en ese período, lo ideal es someterla a congelación. Si desde un principio has pensado en congelarla, lo ideal es que lo hagas en las primeras 24h desde su extracción.

5.    En congelador la leche materna tiene una caducidad diferente en función del tipo de electrodoméstico:

-         Si el congelador es totalmente independiente (T° de -19°C): 6 meses.

-         Si el congelador tiene una puerta independiente (combi), la validez de la   leche se remonta a los 3-4 meses.

-      Si el congelador está en un compartimento dentro del frigorífico, no se recomienda una congelación superior a los 15 días .

En ambos casos es posible que al descongelar la leche observemos cierto olor e incluso sabor a jabón o a “rancio”. Esto no altera la calidad de la leche, sino que es debido a los cambios que se producen en la estructura de las grasas en los procesos de congelación-descongelación. Cuanto más tiempo tengamos la leche materna congelada, más probable será que ocurra este fenómeno. La mayoría de los bebés no perciben este sabor como algo desagradable. Si has respetado los tiempos que aquí se exponen, no debes preocuparte, tu leche será igual de saludable para tu bebé.

6.    La leche materna congelada deberá descongelarse SIEMPRE EN EL  FRIGORÍFICO. Se recomienda descongelar la leche en orden de más antigua a más reciente. El proceso de descongelación dura unas 12 horas, intenta tener cierta previsión. También es posible hacer una descongelación rápida mediante inmersión en agua templada, a un máximo de 37ºC, para ser ofrecida al bebé inmediatamente. Nunca descongeles la leche materna a temperatura ambiente.

7.    La leche descongelada permite otros plazos para su consumo: 2 horas a temperatura ambiente y hasta 24h en frigorífico. NUNCA se debe volver a congelar una leche ya congelada previamente. Tras la descongelación, debemos agitar suavemente la leche materna para que las distintas fases vuelvan a unirse antes de ofrecérsela al bebé.

8.    Si necesitas transportar la leche, debe mantenerse siempre la cadena del frío: serán necesarios acumuladores de frío durante el transporte y la introducción de la leche lo más rápido posible en el frigorífico o congelador del lugar de destino.

9.    Lo más adecuado para calentar la leche es el baño María. El microondas queda desaconsejado debido a que el calor no se reparte de manera uniforme, y un exceso del mismo en los bordes del recipiente puede “matar” los organismos vivos presentes en la leche, y tan beneficiosos para tu bebé.

10.   Una vez calentada la leche, no debe volver a calentarse. La fracción de toma que el bebé no tome, deberá desecharse. De ahí la conveniencia de utilizar recipientes de baja capacidad que permiten el fraccionamiento en diferentes alícuotas, para que nunca sea necesario tener que desechar leche materna.



Bibliografía:

1. Lawrence R A La Lactancia Materna. Una guía para la profesión médica. Mosby/Doyma Libros, SA 1996 Edición en español.

2. Royal College of Midwives. Lactancia Materna. Manual para profesionales. ACPAM, 1994.

3. Asociación Española de Pediatría. Manual de Lactancia Materna. De la teoría a la práctica. Editorial médica panamericana, 2008.